En la clase hablamos sobre la lectura y la importancia que tiene como proceso comunicativo y difusor de las ideas. Se hiso también énfasis en esa relación que le hace cobrar vida a las palabras, un trió perfecto: Autor – Escrito- Lector. Tanto el autor como el lector son participes activos de ese dialogo que propicia el texto. Pero es el lector quien le da trascendencia al mensaje, escrito, sonido o imagen. Según su contexto y el entramado que conforma su ser asimilara la lectura de diversas formas e incluso la interpretación que haga del texto tendrá como influencia aquellos factores.
El acto de leer es dinámico y diverso porque todos tienen una versión o interpretación distinta de lo que leyeron, eso hace que la lectura como tal enriquezca desde un debate hasta la vida misma.
¿Cómo leo?
Bueno, decir como leo puede ser una confesión o aceptar algunas virtudes y errores. A veces no me preocupo en ello, pero hay que reconocer como pueden influir algunos factores a la hora de abordar un texto.
Casi siempre leo en una pieza de mi casa muy particular. Allá están la biblioteca, el computador y el televisor. Mamá, incluso yo, le dice el estudio. Cuando leo literatura prefiero el silencio, pero cuando estoy leyendo y mirando un libro de imágenes o de arte no me importa si hay ruido, es más si hay música rock presente mucho mejor. Prefiero un libro con hojas amarillas, porque aparte de ser un calmante para mis problemas de vista, se me hace más cómodo.
La textura y el color del papel me ayudan a disfrutar el texto compenetrándome más fácil con él. A veces me gusta leer cuando voy en el metro, por lo menos los vagones atestados de gente no se me hacen tan incómodos. No me pueden faltar tampoco un vaso con agua y una pausa para el cigarrillo. La noche se me hace más confortante para leer. Puede ser una descripción bucólica sobre el acto de leer, lo admito, pero también admito quelo disfruto y me armo “el mero viaje”
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